Formación, un antídoto anicrisis
- 24 diciembre 2009
- Centro de Negocios
Fuente: www.businessbcn.com
La pregunta del millón: ¿qué deben hacer las empresas cuando se enfrentan a momentos de crisis como el actual?
Desde las escuelas de negocio aconsejan centrarse en los frentes de acción. Uno es invertir la mayor energía posible en los cobros y escoger bien a los clientes para asegurarse que recaudará lo que acordado por el trabajo realizado; consejo más bien enfocado a las PIMES. El segundo es válido por todas las compañías sin que importe el número de empleados ni su facturación y es una recomendación que también difunden políticos, agentes sociales y directivos empresariales: invertir en formación.
Esta receta también es extensible a los desempleados: tener un master concreto o un curso en gestión del tiempo, por ejemplo, puede marcar la diferencia entre estar contratados o no. Las empresas por su parte invierten dinero en formación para que sus trabajadores sean más competitivos y no se queden obsoletos a las áreas de trabajo que evolucionan cada día más. De esta manera, la empresa verá los frutos de su inversión en un plazo de tiempo más o menos razonable. Además, adquirir nuevos conocimientos puede ayudar al empleado a sentirse más seguro, y sobre todo tranquilo, a su puesto de trabajo.
Mariano Baratech, presidente de eólogos, consultora española de formación y desarrollo de personas, afirma que “caminamos hacia un nuevo modelo empresarial dónde la atención recae en cuestiones como: el aprendizaje combinado, el trabajo en equipo, la gestión de lo imprevisto, la flexibilidad… en definitiva; otras actitudes y otras habilidades por el mundo que nos viene dónde se impone una formación multicanal, sin fronteras, colaborativa, personalizada y con uno uso intensivo de la tecnología.”
Sin embargo, el esfuerzo por una formación continúa a nuestro país sigue todavía lejos de los países más adelantados de nuestro entorno. El gasto anual por trabajador se ha incrementado desde los 267 euros de 2005 hasta unos 353 al 2008, pero todavía sigue lejos de las sociedades europeas más desarrolladas, en las que se invierte entre 600 y 1.000 euros por empleado en cada ejercicio.